sábado, 5 de marzo de 2016

Mi familia 2.0

Tras el aborto que tuve en octubre de mi primera transferencia me hundí. Estaba muy triste y lloraba constantemente. Dejé de hablar con la gente, con mis amigas, con mi familia. 

Uno de mis primos se quedaron embarazados un par de semanas antes que yo, y de verdad que me alegro mucho porque para ellos no ha sido fácil quedarse, también pasaron por un aborto hace dos años y luego no pudieron volver a intentarlo porque él tuvo una complicación con una rara enfermedad (que ya ha superado, menos mal). Ahora están por fin felizmente embarazados de 6 meses. Pero yo no podía mostrar felicidad, y lo intento. Las Navidades han sido duras en las reuniones familiares que coincidía con ellos.
Por otra parte, dos de mis amigas se quedaron también embarazadas. Dos amigas con las que he vivido este camino de la infertilidad, pero que ellas ya están cumpliendo su sueño. Una embarazada de 7-8 meses y la otra de 4-5. Estoy muy feliz por ellas, pero me he apartado porque no quiero ver sus tripas, me entristece enormemente ver que yo sigo en el camino de la infertilidad tras más de 6 años de lucha.
Mis cuñados, con una preciosa niña de 2 años, no han estado cuando los he necesitado. Fueron los primeros en saber que queríamos tener hijos, los primeros en saber de nuestros problemas, los primeros en saber de los comienzos de los tratamientos. Estábamos con ellos cuando empezó mi sangrado del embarazo. Pero no han estado para preguntarme cómo sigo, para decirme "cuenta con nosotros para lo que necesites, llorar, hablar...". Me he sentido muy abandonada por su parte. Y me he abandonado yo también del resto del mundo.
Mi segunda transferencia yo no estaba feliz, no me sentía emocionada. Nadie sabía que habíamos vuelto a la lucha. Ni siquiera mi madre. Mi madre, ese es otro cantar... Me gustaría poder contarle todo, lo que siento, dónde estamos. Pero no puedo porque sé que ella sufre mucho. Además no hace más que decirme que su mayor ilusión es que yo consiga tener un hijo, y eso me hace sentir peor, porque cada caída en mi camino siento que la estoy decepcionando por no conseguirlo. Así que me hago daño y la hago daño, tanto si se lo cuento como sino.
El caso es que estaba hundida y necesitaba levantar el ánimo porque así no podía afrontar un nuevo tratamiento. Necesito estar feliz y conseguir emocionarme cuando me hagan la transferencia, y vivirlo de nuevo con todas las ganas y la ilusión del mundo, porque si yo estoy mal, nada puede salir bien. 
Me planteé pedir ayuda, psicológica quiero decir. Entonces encontré por casualidad un grupo en Twitter, la #inferilpandy, y me uní. Me presenté y cuando vi el recibimiento de todas esas luchadoras me sentí arropada y comprendida. Mis miedos, mis sentimientos, no son raros, ellas también los comparten. Me han ayudado a salir de mi agujero. Ahora sé que afronto este tratamiento con ilusión. 
Son mi familia 2.0, así las siento.

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